El almacenamiento de CO2 no será suficiente para limitar el calentamiento global
El gobierno de Boris Johnson ha creado un grupo de investigación (su nombre es Greenhouse Gas Removal Hub) con el objetivo de desarrollar nuevas tecnologías para la captación y el almacenamiento de carbono. El fin último, retirar dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, podría ser, en cualquier caso, un esfuerzo estéril si de lo que se trata es de mantener a raya el aumento de la temperatura. Así lo cree la mayoría de investigadores que el pasado lunes se reunieron en Londres para discutir el proyecto.
Los científicos, según recoge el diario The Guardian, subrayaron el carácter limitado de este tipo de técnicas, entre las que están la captura directa del CO2 del aire, los biocombustibles o la reforestación. La implementación de todas estas técnicas (y de otras muchas) no significarían más que una minúscula fracción en el proceso de descarbonización que necesita el planeta para cumplir con el objetivo del Acuerdo de París: un 1,5 ºC de aumento de la temperatura media respecto a los niveles preindustriales (1850-1900).
Los organizadores del congreso elaboraron una encuesta entre los investigadores participantes (además de un puñado de funcionarios y periodistas) y el resultado no invitaba precisamente al optimismo: de las 114 personas que contestaron, el 57% estaba «poco convencido» de que el Reino Unido pueda conseguir su objetivo de neutralidad climática en 2030; el 11% pensaba que «no hay ninguna posibilidad»; un 25%, por el contrario, afirmó tener «bastante confianza». Para lograr ese cero neto, el gobierno británico ha elaborado un plan que incluye la captura de 5 millones de toneladas de gases de efecto invernadero y la plantación de 30.000 hectáreas al año de árboles. La estrategia, como ocurre en la mayoría de países occidentales, no incluye la posibilidad de hacer decrecer la economía.
Entonces, ¿cuál sería la solución? «Reducir las emisiones cueste lo que cueste», dijo a The Guardian Gideon Henderson, responsable científico del Departamento de Medioambiente, Alimentación y Asuntos Rurales. «Las tecnologías de captura y almacenamiento de carbono son complejas y costosas. Y no podemos permitirnos el lujo de considerarlas como una alternativa para compensar las emisiones de base de sectores que pueden ser descarbonizados», añadió.
La recomendación de Henderson, repetida por la mayoría de especialistas en clima, no ha frenado al gobierno de Boris Johnson en la búsqueda del milagro ecotecnológico. De hecho, ha invertido 70 millones de libras en organizar una competición entre científicos para encontrar el método o la máquina capaces de extraer el CO2 del aire. Y espera que los proyectos ganadores puedan ampliarse y estar listos para su comercialización dentro de dos años.
Estados Unidos también se muestra favorable a financiar estos métodos con dinero público: el Departamento de Energía ha anunciado la inversión directa de 3.500 millones de dólares en tecnologías que puedan capturar el carbono directamente del aire. Y una prueba de que el capitalismo global está muy pendiente de este tipo de tecnologías es que Bill Gates tiene una compañía de inversión dedicada exclusivamente a ellas: Breakthrough Energy Ventures. Su web destaca una cita del fundador de Microsoft sobre la fe en el avance científico: «La base de mi optimismo sobre el cambio climático viene de mi creencia en la innovación. Nunca ha habido condiciones tan favorables para apoyar los avances en el plano energético. Lo que me da esperanza es nuestro poder para inventar».
Facebook y Google también están invirtiendo en unas tecnologías cuyo resultado es incierto pero que pueden influir (lo mismo que las criptomonedas) en los flujos financieros de los mercados de carbono.
FUENTE: www.climatica.lamarea.com